La incursión del reconocido creador, músico y folclorista ariqueño Schmeling Salas en el mundo de la música, fue por casualidad. En el año 1974, acompañando a un par de amigos de infancia, Schmeling entró a la Agrupación de Danzas y Cantos Folclóricos “Cultores Huaynas”, atraído por la música y danza folclórica. Con ellos, Schmeling se inició en la zampoña, instrumento que lo acompañaría durante toda su carrera musical y el cual lograría ennoblecer con el tiempo.
Durante sus casi 30 años como zampoñero y folclorista, Schmeling se ha rodeado de innumerables músicos, los cuales han ido nutriendo su vida musical y su experiencia como compositor. Con el reconocido zampoñero Martín Colla, Schmeling adquirió disciplina y respeto por la música andina y los pueblos originarios; mientras estudiaba en el Instituto del Mar en Iquique, conoció más de cerca a Armando Vilca, con quien descubrió la magia y la belleza de la verdadera interpretación; Schmeling también aprendió de Pedro Vilca, otro gran intérprete; y de Tito Mollo, primo de Armando Vilca, con quien también se relacionó y creció musicalmente.
El primer salto profesional de Schmeling Salas lo dio creando la conocida agrupación zampoñera Los Prisioneros del Folclor en 1980, junto a Roberto Vega. Esta agrupación folclórica comenzó su carrera musical en tambos y peñas universitarias, con la peculiaridad de que tocaban su propia música. En este sentido, Schmeling Salas fue el compositor de la mayoría de los temas de la banda, entre los cuales se destaca: “La novena cacharpalla”, “Chico Ayala”, “Macabeo”, “El Kalula”, “La Negra Mireya”, “Cruz Copaja”, “Mía Paloma” o “La Cruz de Copaquilla Sicura”; canciones que han sido catalogadas como las más relevantes del ambiente musical andino local. Con estos y otros temas conocidos, el grupo recorrió Perú, Ecuador y parte de Chile, como claros embajadores del folclor andino de la zona.
Sin embargo, antes de componer con los Prisioneros del Folclor, Schmeling ya había compuesto otros temas. De hecho, Schmeling Salas nos señala que siempre tiene “una melodía en la cabeza”, aunque no siempre logra concretarla, porque su forma de componer canciones tiene que ver con una peculiar combinación de magia y esfuerzo: A veces se imagina la melodía completa, y logra atraparla en la partitura; otras veces la canción se le resiste y debe trabajar duro hasta que logra terminarla. Aunque Schmeling Salas no se acuerda de cuántas canciones ha creado, puesto que muchas de ellas nunca se registraron, si recuerda cual fue su primera composición: “Armando”. Se trata de un famoso huayno creado en 1980, en memoria de su amigo y zampoñero Armando Choque. Con esta canción Schmeling logró abrirse completamente a la composición y desde entonces no ha parado en esta senda.
A lo largo del tiempo, Schmeling Salas ha logrado componer para grupos musicales de gran relevancia nacional. Para el grupo Arak Pacha, compuso los temas “Pachama”, “Tuntuna de los Negros”, “Urusa Purquiwua” y “Taquirari Prisionero”; fue el compositor de los temas “Quebrada de Mocha”, “Pastor de la Puna” y “Cholita Mañosa” para el primer volumen del grupo Marka Maru en 1987; en 1992 firma un contrato de autor por el tema “La China” que posteriormente sería grabado por el grupo Manka Saya; en 1993 compuso el tema “Nostálgica” para el primer volumen del Grupo Sipasi; y el tema “Huacha”, en 1996, para el grupo Jalla Pacha; entre otro muchos.
Además de participar como compositor para estos grupos, Schmeling ha formado parte de importantes grupos musicales de la región. En 1978 ingresó al conjunto de proyección folclórica Intinwuawuanakapa, viajando ese mismo año al festival de San Bernardo y obteniendo la más alta distinción. En 1998, Schmeling se reencuentra con el grupo Chuccuruma, con quienes viaja a la feria Expo NIORT en Francia, participa en el Festival del Huayno en 2001, y en el 2003 realiza una extensa gira con ello por Bélgica. Con los Chuccuruma, Schmeling aprende –también de mane