Miguel Guillermo Chiguay Rain
Guaitecas, Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo

Don Miguel Guillermo Chiguay Rain aprendió el oficio desde pequeño, pero sin haberlo podido ejercer, dado que tenía otras actividades a las que dedicó mayormente su tiempo, motivo por el cual no pudo darle mayor tiempo y profundidad a la carpintería de ribera. Señala que ya hace unos 5 a 6 años decidió darle mayor dedicación a practicar el oficio, puesto que anteriormente su tiempo estaba destinado principalmente al rubro de la pesca artesanal. Cuenta que sus primeros aprendizajes en torno a la manifestación los hizo a través de su padre, y posteriormente, mirando a otros maestros de Melinka, pero principalmente a su hermano (Octavio), con lo que siente que pudo especializar más sus conocimientos sobre la práctica diaria, los que le permitieron finalmente que pudiera trabajar solo y posteriormente contar con algunos ayudantes, para algunas tareas específicas que requieren de dos o más personas para su ejecución. 


Relata que su primer aprendizaje en el oficio fue hacer reparaciones a embarcaciones que se encontraban en mal estado, las que le fueron llegando de a poco. Inicialmente trabajaba de manera esporádica, sólo en los veranos. Luego aprendió a fabricar botes auxiliares, a los que se dedicó por un buen tiempo, llegando a construir una gran cantidad, según nos cuenta, siendo un período muy útil para su aprendizaje como maestro carpintero. Posteriormente, fue haciendo embarcaciones más grandes, de siete a ocho metros. Declara que, en la actualidad y desde hace aproximadamente un año atrás, está dedicado cien por ciento al oficio y que, durante el corto plazo terminará su primera lancha de once metros. Nos cuenta que ya está dedicado a embarcaciones grandes, por lo que ha ido dejando las reparaciones para el período veraniego, que es un tiempo donde la gente demanda mayormente el trabajo del carpintero de ribera, según declara.  


Don Miguel nos comparte de su estado actual de trabajo, consistiendo en un acompañamiento continuo por parte de algún ayudante esporádico, a quienes les pide que vean lo que él está haciendo, y diciéndoles que la disponibilidad para aprender del oficia está. Y no sólo para sus posibles ayudantes, sino que también para toda la quienes tengan intención de hacerlo; “que vayan a mirar”. No siendo necesarios su objetivo de ir a trabajar, sino sólo de mirar, ya que a veces, sólo observando se aprende más que haciendo un curso. Dependerá finalmente de la disponibilidad que tenga cada persona en aprender del oficio. Manifiesta su interés por tener a personas para enseñarles del oficio, jóvenes y niños, o algo, con el afán de que ese saber quede en el tiempo. 


En relación a la transmisión del saber sobre esta expresión de PCI, nos cuenta finalmente que todavía no tiene a una persona para cumplir el rol de aprendiz directo, a quien traspasarle sus conocimientos, que todavía no ha dedicado el tiempo para encontrar una persona que trabaje de ese modo directamente con él, pero que igualmente cuento el apoyo de algunos ayudantes, “un día, tres días. Una semana”. Y así van rotando. Piensa que, esto puede deberse al poco tiempo trabajando a tiempo completo en torno a la práctica, y que probablemente durante un breve período, aumentando su experiencia sobre el oficio, podría contar con una mayor credibilidad en ese sentido, y de ese modo podría contar con alguien más estable, dado que dentro de sus proyecciones tiene planificado hacer una embarcación de catorce metros, y se encuentra esperando a que las condiciones climáticas sean más favorables para empezar a trabajar en ella. Cree que con una embarcación de esas dimensiones, obligatoriamente  requerirá de un ayudante más estable que le coopere en tareas específicas para la construcción de la lancha, dado el gran tamaño que tendrá. Piensa en la posibilidad de hacer un contrato, o tal vez sea sólo esporádico, pero en definitiva, cree definitivamente en la necesidad de contar con una persona para construir esa embarcación. 


Volviendo sobre sus primeros aprendizajes, recuerda que siendo muy niño le ayudaba a su papá a doblar los clavos, considerando que era lo mínimo o lo más básico que se podía hacer. Recordando con ello que estos conocimientos “se quedan incrustados en las venas”, y simplemente hay que reflotarlos, según las habilidades adquiridas y aprendidas en el tiempo. Tampoco se trata de que uno diga “ya, voy a ser carpintero de ribera mañana”, no es llegar y serlo; “ser de un día para otro carpintero”, hay que tener una tremenda trayectoria. En su caso, también lo refleja, señalando que por años estuvo haciendo reparaciones, hasta ahora cuando ya se siente al cien por ciento dedicado a la Carpintería de Ribera. 


Don Miguel cuenta que siente una gran emoción por ser carpintero de ribera. Cuando las personas que le encargan una embarcación van por ella él se siente feliz, porque creen en su palabra. La gente confía en lo que él hace, y que lo hace bien. Cree que eso es lo principal, “cuando uno haga algo tiene que hacerlo bien”, y eso le llena de emoción. Relata lo emocionante de ver cuando los dueños se van embarcados agradeciendo. “Esa es la mejor parte del trabajo - señala-, cuando entregas tu bote en el tiempo solicitado”. Para él, la responsabilidad va de la mano con todo lo que uno debe hacer y lo que pretende hacer a futuro, para su carrera. “La responsabilidad en los trabajos tiene que ser exacta y perfecta”.  


Hay ocasiones en las que hay mucha oferta de carpinteros de ribera, señala. Período donde todos quieren hacer embarcaciones, y para él, en esos casos, debe aprender a manejar sus tiempos, y no mentirle a la gente con comprometerse con trabajos que por tiempos no se podrían realizar, enfatizando en que el trabajo de carpintero se realiza en verano, por las condiciones climáticas principalmente. Ahora, tiempo en el cual se dedica a tiempo completo a la Carpintería de Ribera ha logrado ver situaciones como estas, en las que la persona por necesidad de querer usar prontamente su embarcación, se les entrega un trabajo no bien terminado en poco tiempo. Y eso es algo con lo que no está de acuerdo, dado que considera el cumplimiento de los compromisos de realizar un buen trabajo como lo principal. 


Don Miguel sostiene que el aporte personal es tener ganas y no dejar que esto se vaya perdiendo en el tiempo. La Carpintería de Ribera y la pesca artesanal son dos cosas que van de la mano, y es difícil que se pueda perder, porque si se pierde la una, también se perderá la otra. Por lo mismo se cambió de rubro: de la pesca artesanal, a la carpintería de ribera, dado que siente que es algo que no puede ir decayendo, ya que hay muy pocos maestros. Lo piensa como algo que puede aportar desde su punto de vista, y desde su trabajo también.  


Piensa en la falta de transmisiónel oficio, en tanto también se requiere de apoyo, de cultura, de las autoridades “igual de repente hay como un poquito de abandono. Incluso la Subsecretaría de Pesca hoy en día que, igual con las concesiones marítimas... están como un poco cerradas las puertas... y que en esa parte hay un poco de decadencia. Nos cuesta mucho hacer los trámites legales que hay que hacer para tener una concesión marítima. Para poder trabajar más tranquilo y poder ofrecer tu trabajo en mejores condiciones y dar a conocer que cierto lugar se está construyendo algo.” Cree que eso falta”.  


Finalmente, don Miguel nos cuenta que le gusta su trabajo, y que la gente se lo hace saber, ya que cada vez va adquiriendo más habilidades para ir mejorando en el tiempo. Se siente feliz con lo que hace, y cree en que hay gente más feliz con las embarcaciones que él realiza, siendo eso un gran sueño para él, en tanto hace lo que le gusta y la otra persona se siente contenta por el trabajo realizado. Concluyendo en que ambas partes se sienten felices con el trabajo realizado. “La carpintería de ribera no puede y no debe perderse”.  

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  • Identificador SIGPA: CI3787
  • Fecha de registro: 09-07-2021
  • Tipo: Cultor individual
  • Género: Masculino
  • Comuna: Guaitecas
  • Region: Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo
Ubicacion
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