Aprendió aproximadamente a los 15 años de su madre Olga Belmar Velásquez, quien le enseñó todos los pasos de la práctica. Inició con miniaturas o adornos pequeños, los que aún realiza. Durante 30 años vivió en Santiago, si bien al principio hacía piezas y se las entregaba a su madre, por 20 años dejó la práctica, sin embargo, desde 2020 volvió a Quinchamalí y retomó la alfarería. En la actualidad comercializa sus piezas en el Centro de Eventos La Guitarrera.