José Feliciano Coliboro Maripillán
Aisén, Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo

Don José Coliboro es parte de una de las primeras familias que llegaron a habitar el sector ribereño de Puerto Aysén, donde actualmente se encuentra el varadero del Sindicato de Trabajadores Independientes Carpinteros de Ribera de Puerto Aysén. Sus abuelos donaron y vendieron a muy bajo costo, parte de sus terrenos, donde actualmente está el cementerio municipal. En reconocimiento a esto, la calle principal, donde vive don José, lleva el nombre de su abuelo “Carmen Coliboro Teca”, y otro pasaje paralelo el nombre de su abuela “Griselda Garate”. 

Sus abuelos, al igual que muchos de los primeros “ayseninos”, vinieron de Chiloé, a quienes él los conoció. Llegaron el año 1918 en un “chalupón” a vela, e hicieron campo en el sector denominado “Aguas Muertas”. Su bisabuelo llegó en barco dos años más tarde, asentándose en el valle cercano conocido como “El Pangal”. Su padre nació en Puerto Aysén en 1927 y, al igual que don José, se crió en el sector de Aguas Muertas. 

Don José destaca que su papá trabajó en la construcción del puente colgante, después como cargador de camiones y “hacía changas en el pueblo”, señala. Después llegaron los barcos que transportaban mercadería desde Puerto Montt y Valparaíso, donde su padre trabajó como estibador. 

Además, nos cuenta que su familia extensa (padres, tíos y abuelos), principalmente se dedicaban a las faenas de campo, como por ejemplo la crianza de ovejas, vacas, caballos; eran jinetes y además iban a buscar leña de coigüe al cerro en carreta con bueyes, pero no se dedicaron a la pesca o carpintería de ribera. Sin embargo, su propio habitar en Puerto Aysén y la necesidad lo acercó a este oficio, el cual aprendió a los 40 años cuando empezó a trabajar en la pesca artesanal.  

En ese contexto, señala que fue adquiriendo conocimientos de forma autodidacta, ya que su bote solía deteriorarse y él mismo se encargaba de repararlo y darle mantenimiento. Sustituía las cuadernas dañadas replicando su forma original, y compraba la madera necesaria, y según nos comenta, la trabajaba sólo utilizando el hacha. 

Al acercarse a los 50 años comenzó a reparar otras embarcaciones, perfeccionando su técnica con la guía del maestro “Hito Almonacid”, conocido como “el Zorro”, originario de Calbuco, y a quien don José considera “un muy buen maestro”. Con este maestro trabajó como ayudante en la reparación de embarcaciones de gran tamaño, como una lancha perteneciente a una naviera que había encallado en el Canal Puyuhuapi mientras transportaba alimento para salmones. Ahí tuvieron que reemplazar la roda y unas siete cuadernas grandes, ya que la lancha se había ido a pique. Recuerda que lograron hacerla flotar, trasladarla y finalmente la repararon en Chacabuco. 

Antes de dedicarse de lleno a la carpintería de ribera, también trabajó como maestro carpintero, albañil, en la construcción de aceras y como minero perforista en la mina El Toqui, ubicada en la localidad de Mañihuales. 

Don José posee conocimientos integrales en la construcción de botes, proceso que describe detalladamente: “primero se hacen las plantillas, se coloca la roda con la quilla, se endereza, apuntala, se ponen barrillas a lo largo y se empieza a encuadernar, considerando la salida del agua”. Sabe también “estopar” y colocar fibra de vidrio para sellar. Ha construido numerosas embarcaciones desde la fase inicial, lo que le ha permitido desarrollar un profundo conocimiento sobre las especies de madera apropiadas para la Carpintería de Ribera, tales como el ciruelillo, el tenío, el coigüe y el ciprés , esta última actualmente no disponible debido a su sobreexplotación y protección legal. 

Recuerda que “antes había mucho ciprés por el sector de el Pangal para arriba, ahora solo queda coigüe”. Relata que, cuando comenzó a trabajar en la Carpintería de Ribera, el único que abastecía ciprés, y solo por encargo, era don Sigifredo Silva. Este contaba con hombres que cortaban la madera en sectores alejados y la transportaban en balsas construidas con los mismos troncos, una práctica sumamente arriesgada debido a las condiciones del entorno. 

Comenta también que en los años 40’ gran parte del territorio hasta Mañihuales y Ñirehuao, fue devastado por un incendio lo que contribuyó también a la escasez del ciprés. Sin embargo, destaca que en la actualidad aún se encuentran estas maderas enterradas a 1 metro de profundidad, aproximadamente, pudiendo utilizarse. 

Don José le ha transmitido estos conocimientos y prácticas a sus ayudantes, a la gente joven que trabaja con él como José Luis, vecino que, aunque, trabaja en las salmoneras, en su tiempo libre le ayuda a estopar y a quién también don José le enseña porque “ya no hay estopadores buenos”, expresa. Antes trabajaba con la mamá de José Luis, la señora Patricia y así varias mujeres de Puerto Aysén han trabajado con don José, “gente cercana nomás”, comenta, que necesitaban ganar dinero y él les daba trabajo.  

Ahora, aunque el trabajo ha disminuído aún se dedica a su oficio de forma cotidiana, en su casa. Trabaja solo y a veces con ayudantes arreglando botes pequeños principalmente, por tanto, la Carpintería de Ribera, sigue siendo un motor de su economía doméstica, su pasatiempo y actividad que da sentido de vida. 

Aunque sus hijos no siguieron el oficio, recuerda con afecto que su hija lo acompañaba cuando era niña, durante sus faenas en la pesca artesanal. 

Actualmente, don José tiene 73 años, comenta que está soltero y tiene un hijo y dos hijas. Reconoce que su salud se está deteriorando, y siente en sus palabras que ya está “colgando los guantes” por lo que piensa que trabajará unos dos años más. Si bien, comenzó en la Carpintería de Ribera por necesidad, hoy asegura que sigue aprendiendo cada día y que nunca dejará de hacerlo. No obstante, padece artrosis y problemas en las piernas, consecuencias del frío que padeció en su niñez y en su época como pescador. Por esta razón, destaca la importancia de contar con un galpón que le permita seguir trabajando bajo techo y resguardado del clima frío, húmedo y con altas precipitaciones durante todo el año, característico de esta zona Austral de Chile. 

Don José Coliboro se desempeña como maestro carpintero especialista en la construcción y mantención de embarcaciones pequeñas. Su experiencia abarca tanto la fabricación desde cero —a partir de plantillas— como las reparaciones estructurales. En particular, se destaca por su dominio del estopado, una técnica tradicional utilizada para sellar las juntas entre tablas mediante la aplicación de perlón, seguido de masilla, lijado y pintura, asegurando así la  durabilidad de la embarcación. 

Aunque posee los conocimientos para construir nuevas embarcaciones, prefiere realizar reparaciones, dado que existe mayor demanda. Su actitud autodidacta lo lleva a enfrentar desafíos sin temor a equivocarse, adaptándose según las necesidades del trabajo. 

Actualmente es miembro del Sindicato de Trabajadores Independientes Carpinteros de Ribera de Puerto Aysén. Sin embargo, trabaja mayoritariamente desde su hogar, manteniéndose activo y comprometido con la transmisión de este saber tradicional. 

    

  • Identificador SIGPA: CI3803
  • Fecha de registro: 23-07-2021
  • Tipo: Cultor individual
  • Género: Masculino
  • Comuna: Aisén
  • Region: Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo
Ubicacion
Fotografías