Su madre le enseñó desde los 8 años, dejándole el oficio como herencia. Siguió realizando piezas a menor escala. Durante 15 años estuvo en Santiago por trabajo, pero en 2019 volvió a Quinchamalí y retomó la práctica más permanentemente. A su nieta le gusta la práctica, pero vive en Santiago, sin embargo la señora Inés le facilita greda y piezas para que ella coleccione y aprenda, esperando que ella mantenga la tradición viva. Su marido también colabora en la creación de piezas, principalmente en la recolección de materias primas y el pisado.