Fedima del Carmen Soto Soto
Quellón, Los Lagos

Doña Fedima Soto Soto, nació y ha vivido toda su vida en el sector rural de Chaiguao en la comuna de Quellón. Nació 6 de marzo de 1959 y es la menor de 3 hermanos. Fue criada por sus abuelos, don Juan Antonio Raimapo Chiguay y doña Rosario Soto. Junto con ellos, su Tía, doña Fideliza Raimapo Soto, se encargarían de velar por ella, debido a que su madre trabajaba como asesora de hogar puertas adentro en la ciudad de Quellón. Todos ellos y todas ellas constituían su familia de 9 miembros. Doña Fedima estudió inicialmente hasta 5º básico en la Escuela Rural de Chaiguao, para luego retomar y terminar sus estudios básicos en el mismo colegio en modalidad de estudios nocturnos. 

Fedima es madre de 1 sólo hijo, quien falleció hace un par de años atrás. Actualmente vive en su hogar junto a su marido y a su nieto que la visita habitualmente pues además resulta ser su vecino.

Es socia activa de la agrupación Centro de Artesanas de Chaiguao y es a través de esta organización que doña Fedima ofrece sus productos a la Fundación Artesanías de Chile. Además, desde diciembre a marzo trabajan en la venta de comidas y platos típicos de Chiloé, contando con un local en donde también ofrecen sus artesanías. Junto a lo anterior, se dedica a la elaboración de alimentos hace 2 años, en un casino para una empresa desconchadora que se instaló en Chaiguao. 

Ha participado en la Feria de Artesanías que organiza la P. Universidad Católica de Chile, aunque hace 9 años no ha podido asistir pues se ha dedicado al cuidado de su nieto. 

Ha dictado talleres, a través de la Municipalidad de Quellón, difundiendo la práctica del tejido en fibras vegetales a otras artesanas y artesanos de la comuna, tanto en talleres de verano como en otras instancias en donde la buscan para enseñar su trabajo.

Es una artesana reconocida por su trayectoria como tal en la comuna de Quellón y en otros lugares del país en donde ha expuesto su trabajo en torno a las fibras vegetales en junquillos, principalmente. En Chaiguao, sector rural de esta comuna, aprendió el oficio de su tía y su abuela quienes desde pequeña le inculcaron la importancia de poder aprender a tejer lana o fibras vegetales. Según relata, ella aprendió a tejer “por necesidad. Y además yo era la única mujer, de niña, era la única niña mujer. Entonces me enseñaban todo lo que era de la casa me lo enseñaban, porque mis primos y mis hermanos eran de afuera, digamos, de hacer las tareas pesadas. Aunque yo igual lo hacía, pero yo tenía que cocinar, tenía que aprender a tejer, tenía que aprender a lavar, a hacer pan a hacer todas las cosas de la casa digamos. (…) Mi abuelita me enseñó a hilar, a lavar la lana. Me llevaba cuando iba a las casas a ayudar qu le buscaban para llenar camas, como las camas antes eran de lana. Tenía 8, 10 años y ahí me llevaba con ella. Me enseñaba a hacer ese trabajo. (…) Me decía, tu vas a aprender a tejer, pero tienes que aprender. Y tienes que hacerlo como sea, pero había que hacerlo. De ahí empecé a crear mis propias cosas, me decía, tu estas cosas las haces y las vamos a vender, yo te voy a dar tu plata y ahí tu verás que vas a comprar. Ahí uno se empieza a entusiasmar. Nosotros éramos chicos, pero teníamos plata. Entonces ya me compraba mi propia ropa, lo que me gustaba” (Noviembre de 2018). 

A la edad de 13 años había logrado pulir su técnica a través de la práctica constante del tejido, con lo que pudo ofrecer sus creaciones en Quellón para luego ser revendidas en otros lados del país. “Habían unas señoras que compraban. Ellas revendían en Santiago, no sé donde sería, pero había una señora que se llamaba… era de apellido Cousiño y ella compraba todo lo que llegaba de las personas, pero trabajos bien hechos. Y nosotros, unas dos veces al mes entregábamos. Ella nos decía, traigan tanto de esto y esto otro. Esto cuando tenía unos 13, 14 años más o menos.” 

Aunque doña Fedima domina el tejido en lana y ha aprendido a trabajar en otras fibras vegetales, ha preferido continuar con las juncáceas, siendo uno de los motivos principales, la accesibilidad de la materia prima. “el caso mio es que no era mio, no era mi trabajo ese, así que yo volví a los conquillos. No me gustó porque el quiscal no es que uno lo vaya a encontrar como el conquillo más fácil, pero el quiscal no es tan fácil para encontrarlo. Es muy escaso” (Noviembre de 2018).  

Los procesos naturales asociados a la práctica del tejido de fibras vegetales, en este caso, juncáceas, han permitido ordenar en alguna medida su trabajo como artesanas. De este modo, el conocimiento de cómo afectan los ciclos a la calidad y dimensión de las fibras, da pie a confeccionar artesanías de un tipo y tamaño que varían según la estación. “El conquillo yo lo empiezo a cortar este mes y diciembre, porque el conquillo está todo así bonito. En enero y febrero está más alto, ese me sirve para cosas más grandes, canastas grandes, canastos grandes. -En Esta época- para las cosas así, está excelente, porque ahí puedo hacer pajaritos, palomas, canastos chicos. Todo lo que sean cosas chicas. El ñapo lo puede cortar uno en marzo, abril y mayo. Sobre todo en invierno porque está maduro y bien firme para trabajar. En este tiempo no sirve el ñapo porque queda muy trapeao’. Al cortarlo está bonito y todo, pero al secarlo no sirve porque está muy delgadito. En cambio, en abril-mayo está justo.” (Fedima Soto, noviembre de 2018). Otro ciclo natural de importancia que se desarrolla mes a mes son las diferentes fases de la luna en donde “siempre la luna tiene que estar en merma, después de la luna nueva. Yo veo la luna, veo el tiempo bueno y voy y lo dejo ahí y me olvido y después lo veo y después digo, pucha este cunquillo por qué me quedó tan feo, tan cortador, quebradizo, por más que lo arregle, no hay caso” (Idem), con esto último, aludiendo a la calidad de la fibra que se cortó en una luna que no era la indicada.

Luego de la recolección, viene el secado en cuyo caso doña Fedima lo hace en su taller, en donde sobre la plancha de una cocina a leña cuece sus juncos: “Le pongo harto fuego y la pongo encima de la plancha. Me rinde mas porque la llama me queda mucho, si lo descuido un poquito se me quema, en cambio en la plancha no. Lo voy dando vuelta hasta que está listo, porque suena el conquillo cuando está duro y ya cuando está lacio y no suena es que está listo” (Noviembre de 2018). Luego de esto, tiene lista su materia prima para hacer su cestería.


 

  • Identificador SIGPA: CI8149
  • Fecha de registro: 16-06-2025
  • Tipo: Cultor individual
  • Género: Femenino
  • Comuna: Quellón
  • Region: Los Lagos
  • Fallecido
Ubicacion