Don Ángel Lepio inició su aprendizaje en el oficio de la Carpintería de Ribera a los 15 años y, a los 20, comenzó a trabajar como ayudante del maestro Claudio Villegas Canclin, quien poseía una lancha y, poco a poco, le fue confiando la reparación de sus embarcaciones.
Oriundo de Puerto Aysén, su madre era de Quellón y su padre de Melinka y desde pequeño sintió un profundo interés por la maestranza, lo que lo llevó a dedicarse con entusiasmo a la Carpintería Ribera, aunque su familia no tenía ese oficio.
A lo largo de su formación, ha recibido enseñanzas del maestro Newel y de los hermanos Barrientos —Julio, Luis y José—, con quienes aún colabora hoy en día, ya con 56 años de edad. Don Ángel domina todas las etapas de construcción de una lancha, desde la quilla hasta el espejo, pasando por la roda, las bambotas, el codaste (de donde sale la hélice), los armazones, las plantillas, y el cintón. Tiene experiencia en embarcaciones de hasta 17 metros de largo, donde trabajan tres o cuatro personas y actualmente, forma parte del Sindicato de Trabajadores Independientes Carpinteros de Ribera de Puerto Aysén.
A pesar de que posee los conocimientos y habilidades necesarias para construir una embarcación desde cero, don Ángel se ha especializado principalmente en la mantención de lanchas tradicionales. Esto implica principalmente la reparación de componentes estructurales como los tablones, el frente de proa y el codaste, elementos que, con el paso del tiempo y el uso constante, presentan desgaste y/o daños por golpes o pudrición.
Señala que “las lanchas siempre van a tener problemas”, y la madera podrida de las rodas es una de las fallas más comunes, siendo imprescindible reemplazar secciones específicas de forma individual. Asimismo, tanto la cabina como el techo de las lanchas pueden ser restaurados de esta forma.
Le ha transmitido sus conocimientos y prácticas a su sobrino Jonathan de 27 años, quién lo acompaña en “changuitas” (trabajos ocasionales) como ayudante y aprendiz en sus tiempos libres, ya que trabaja en la industria salmonera. Don Ángel destaca que su sobrino, aprendió al igual que él, observando desde muy pequeño, a los cinco años. Juntos, comparten el gusto tanto por la carpintería tradicional como por la de ribera.
Don Ángel cuenta con una trayectoria dentro del oficio de la carpintería de ribera que inicia en su junventud. Ha realizado labores de mantención de embarcaciones de gran tamaño en Calbuco, donde —según comenta— “ahí están los profesores, son secos, debe tener unos 60 años, el maestro principal”. Trabaja en la ribera, no en su casa y recuerda con orgullo que, alrededor de los 30 años, construyó su primera lancha solo.
Afirma que cada día aprende algo nuevo y expresa un profundo orgullo por su oficio. Está convencido de que, mientras exista el mar y la madera, las embarcaciones tradicionales no desaparecerán, a pesar de la llegada de materiales como el fierro y la fibra. Además, sostiene que siempre existirán pescadores y mariscadores que optarán por soluciones más económicas, y es ahí donde los carpinteros de ribera siguen teniendo un rol fundamental, ya que las embarcaciones metálicas están destinadas, principalmente, a los grandes empresarios.
Don Ángel es un carpintero de ribera con experiencia y uno de los principales cambios que ha observado en su oficio es la imposibilidad de acceder a piezas de madera naturalmente curvadas, como se hacía antiguamente, cuando se internaban en los bosques en busca de troncos con las formas necesarias para la estructura de las embarcaciones. En la actualidad, muchas de las especies utilizadas tradicionalmente se encuentran sobreexplotadas y protegidas, por lo que se ha optado por confeccionar piezas curvas a partir de dos cuerpos rectos, los cuales se ensamblan mediante pernos.
Un aspecto técnico del proceso de reparación que realiza consiste también en el curvado de las tablas, las cuales deben ser sometidas a tres horas de hervor, logrando así una flexión de aproximadamente un 80%, lo que permite adaptarlas a la forma deseada del casco o de otras partes estructurales.
Recientemente, don Ángel trabajó durante dos días en la extracción cuidadosa de una pieza dañada, procurando no fracturar la tabla original. Para ello, fue necesario retirar completamente la fibra de vidrio adherida a la superficie, a fin de efectuar una reparación precisa y respetuosa con la estructura original de la embarcación.
Don Ángel es un carpintero de ribera con experiencia y uno de losprincipalescambios que ha observadoensuoficio es la imposibilidad de acceder a piezas de maderanaturalmentecurvadas, como se hacíaantiguamente, cuando se internabanenlos bosques enbusca de troncos con las formasnecesarias para la estructura de las embarcaciones. En la actualidad, muchas de las especiesutilizadastradicionalmente se encuentransobreexplotadas y protegidas, por lo que se ha optadoporconfeccionarpiezas curvas a partir de dos cuerpos rectos, loscuales se ensamblanmediantepernos.Un aspectotécnico del proceso de reparación que realizaconsiste también enelcurvado de las tablas, las cualesdeben ser sometidas a tres horas de hervor, lograndoasíunaflexión de aproximadamente un 80%, lo que permiteadaptarlas a la forma deseada del casco o de otras partes estructurales.Recientemente, don Ángel trabajódurante dos días en la extraccióncuidadosa de unapiezadañada, procurando no fracturar la tabla original. Para ello, fuenecesarioretirarcompletamente la fibra de vidrioadherida a la superficie, a fin de efectuarunareparaciónprecisa y respetuosa con la estructura original de la embarcación.