Olegario Segundo Hernández Yefe
Tortel, Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo

Olegario Hernández nació en la comuna de Fresia, Región de Los Lagos. En el seno de una familia trabajadora de un fundo agrícola, Olegario no tuvo la posibilidad de asistir a la escuela y recibir educación formal, puesto que desde muy pequeño junto a sus hermanos debieron acompañar a su madre en la serie de labores agrícolas con las que debían cumplir. Una vez que ingresaba a la adolescencia, teniendo doce años y con la ayuda de un tío pudo dejar el fundo en Fresia y trasladarse, cruzando la frontera hacia Argentina. Estando en el país vecino Olegario pudo aprender de albañearía y carpintería, desarrollando las habilidades necesarias para desempeñarse en el trabajo de la madera.

De tal forma, tras retornar a Chile, el año 1982 llegó ya teniendo familia a la comuna de Caleta Tortel en donde reside actualmente. En sus primeros años en Tortel Olegario se desempeñó en la elaboración de sillas y mesas de madera según pedidos que le realizaban en el pueblo. Así también tuvo la preocupación por buscar un terreno donde poder asentarse y obtener madera para trabajar, sin embargo, aún posee complicaciones con la tramitación de su predio debido a políticas posteriores que empezaron a regular el territorio en los años noventa.

Estando ya instalado en Tortel, Olegario comenzó a hacer y vender tejuelas de maderas de especies como el Ulmo y Ciprés, ya que es de hebra y tiene mayor durabilidad, por lo que es ideal para la construcción. Señala que el proceso de elaboración de tejuelas requiere de saberes específicos en torno a la madera y sobre cómo ésta se obtiene. Así como también es necesario tener conocimientos diversos sobre el clima, los ciclos de la naturaleza, reconocer los árboles adecuados y cómo talarlos para que pueda renovarse la madera que de ellos se obtiene, etc.

En la actualidad Olegario aún posee sus herramientas de trabajo que le permiten cortar los palos y hacer las tejuelas, así también tiene su caballo para movilizarse y llevar la recolección de pequeñas piezas; como también algunos animales en su casa, pero quienes más se dedican al oficio son sus hijos que desde pequeños han estado relacionados con la madera y sus múltiples utilidades. En especial su hijo Augusto, quien luego de estudiar en Valdivia decidió volver a Tortel para ayudar a su padre, y desarrollarse como escultor poniendo en práctica los conocimientos que su padre le heredó. La proyección futura del oficio presenta diversas complejidades, vinculadas a la dificultad de acceder a la materia prima. De ahí la necesidad de generar acciones para su conservación, en tal sentido tanto para Olegario como para su hijo, el hacer esculturas, tejuelas y botes son los modos de trabajo en torno a los que han construido su vida y es su forma de interactuar con el territorio, por lo que buscan apoyar y aportar la conservación del ecosistema de la zona.

Olegario Hernández se encuentra trabajando ocasionalmente en la construcción de tejuelas, acompañado de su hijo en dicha labor. A lo largo de su trayectoria ha tenido la oportunidad de trasmitir sus conocimientos y saberes asociados al oficio de tejuelero.

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