Norma del Carmen Urrutia Catalán
Río Ibáñez, Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo

Antecedentes biográficos: Norma Urrutia, nace el 20 de abril de 1954, en la localidad de Puerto Río Tranquilo, específicamente, en la casa de don Faustino Jaramillo, en un tiempo donde no había médicos, ni enfermeras al alcance de los pobladores, donde la partera, era la segunda madre de la mayor parte de los niños del pueblo. Sus padres llegaron a trabajar a la localidad de Puerto Río Tranquilo, donde estuvieron tres años y se devolvieron a Puerto Bertrand, de donde eran sus padres. El abuelo materno de Norma era de Curacautín y su abuela de Santa Bárbara, poblado cordillerano cercano a Los Ángeles, mientras que sus abuelos paternos, eran de Cauquenes. Los abuelos maternos se establecieron en Bertrand y los maternos se quedaron en la entrada Baker, por lo que las raíces de Norma se establecen en los primeros años del siglo XX. Su niñez, hasta los siete años, la vivió en Bertrand con sus cinco hermanos, luego tuvo que ir a la escuela- internado nº 47 de Cochrane, que estaba en la oficina de la compañía Valle Chacabuco. Su padre era fletero, vivía dos kilómetros antes de llegar a Bertrand, tenía quince caballos que utilizaba como pilcheros, para fletar harina, vino, cerveza en jabas, entre otros. "En el manzano había así como una curva, ahí nosotros alojábamos y dormíamos mirando las estrellas obviamente y al otro día llegábamos a Cochrane y ahí mi padre nos dejaba en el internado y él se venía (…) en ese tiempo usted iba al colegio en septiembre, porque en el fondo en esta región teníamos un tiempo especial para ir al colegio, por la nieve la escarcha y todo eso, entonces nosotros íbamos en septiembre y salíamos en diciembre, teníamos vacaciones, después entrabamos en enero y febrero y salíamos en mayo". (N. U.). En los inviernos, de noches más largas, se les daba el tiempo para aprender, muchas veces sin querer hacerlo, a hilar, tejer y bordar. El liceo lo hizo de noche, ya que debía trabajar y estudiar en Chile Chico, para luego emprender viaje a Punta Arenas, donde estudio diseño de vestuario en el DUOC de la ciudad, carrera que no terminó producto del Golpe de Estado de 1973. Luego, viajaría a Coyhaique, donde gran parte de su vida tuvo un taller de costura; se cansó del trabajo y estudió peluquería cuando tenía cerca de cuarenta años, aparte trabajó de monitora en algunos talleres del liceo Juan Pablo II de Coyhaique. En la actualidad, vive en la localidad en la cual nació, ya crió a dos hijas y se encuentra viviendo tranquilamente, en busca de entregar el conocimiento que ha ido generando durante toda su vida en distintos artes. "Lo que a mí me gusta es entregar conocimiento, eso a mí me apasiona". (N. U.).

Antecedentes de la especialidad o práctica: Contexto: Artesanía En Cuero Y Tejido A Telar Según Galindo (2004), el comportamiento folclórico de los sogueros (arte en cuero) y tejedoras de la región de Aysén, es particular en sus técnicas tradicionales, aprendidas de manera pragmática, transmitida de padre a hijo en el caso de los sogueros en cuero y de madre a hija en el caso de los trabajos en lana. Este arte folclórico se realiza principalmente con una finalidad utilitaria, funcional, para el uso personal o familiar y como plantea el autor, no tiene pretensiones artísticas, pero en el caso de los artesanos en cuero y lana sí tiene pretensiones comerciales. "(…) Los campesinos de Aysén continental (…) desarrollan la confección de aperos para la cabalgadura y para dominar al ganado, y sus mujeres, tejen en el telar los ponchos, frazadas y peleras, que forman parte también de sus aperos e indumentaria (…)" (Galindo, 2004, p.70) Según Naranjo y Mekis (2011) las mujeres dedicadas al oficio del telar hacen especial hincapié en la dificultad de adaptarse al clima y naturaleza de la zona. Donde el aislamiento y escasez de todo tipo de cosas generaba, y podríamos decir que genera la exigencia del ingenio, el hacer mucho con poco, con lo que se tenga a mano, para la satisfacción de las necesidades básicas. “(…) Esta situación dará inicio a una incipiente industria artesanal de confecciones y permitirá la aparición de manifestaciones artesanales de gran calidad (…) de este modo, la textilería se desarrolló de manera extendida en los diferentes asentamientos rurales y semiurbanos de la región (…)” (Osorio, 2006 en Naranjo y Mekis, 2011) Según las autoras mencionadas, la tradición textil hace evidente la herencia cultural, como los nombres de ciertas partes y herramientas que componen el telar que provienen del mapudungún, y aunque en los tejidos de Patagonia no se encuentran los mismos símbolos, sí existe relación en la funcionalidad de los tejidos. "(…) la pelera o chañu, la kutama o maleta, el pontro o frazada, la matra, la manta y la trarûchiripa o faja. Desde la cotidianeidad araucana traspasaron generaciones y viajaron kilómetros y kilómetros para instalarse hace ya varias décadas en las casas australes, fundiéndose definitivamente en la tradición campera de la Patagonia (…) (Naranjo y Mekis, 2011, p.30). El trabajo textil desarrollado en la región de Aysén desde sus inicios fue transformándose y adquiriendo características de acuerdo al hábitat y las formas de vida de las comunidades de Patagonia. Dejando de utilizar los símbolos de la cosmovisión mapuche. Desarrollando un tejido sobrio, dotado de combinaciones de colores extraídos de la naturaleza y hechos rápidamente para la necesidad de abrigo. "(…) Este nuevo núcleo artesanal austral generaría una textilería con características particulares tanto en la dimensión técnica (desarrollo y uso de herramientas, técnicas de hilado, urdido y tejido), como en la dimensión simbólica y funcional de las piezas textiles (denominación, carga simbólica y uso de los diversos tejidos) (…)”. (Osorio, 2007 en Naranjo y Mekis, 2011, p.30) Las madres y abuelas son quienes transmiten el conocimiento a sus hijas y según Naranjo y Mekis (2011), el aprendizaje era visual, ya que las niñas observan como sus madres y abuelas hilan y tejen frente a ellas. Esto comienza entre los cinco y seis años, donde comienzan a hilar como si fuera un juego. Para luego pasar al nivel de tejer con palillos, croché y por último el telar. Lo que concluye con la confección de sus propias piezas, en un principio para ayudar a sus madres en las tareas domésticas o para la venta, luego cuando se emparejan y se van de sus hogares, emprenden su propio camino como artesanas. "(…) Forman su hogar y dentro de él un nuevo espacio para el trabajo textil, sus maridos les construyen muchas veces su primer telar y con la llegada de los hijos vuelve a empezar el ciclo formativo (…)". (Naranjo y Mekis, 2011, p.31) Dentro del sistema en general de la confección de telares existen las mujeres que hilan y tejen o quienes llevan a cabo solo una de las prácticas, por lo que existirían las hilanderas y tejedoras, las primeras realizan la faena de escarmenado, lavado e hilado de la lana para posteriormente vendérselas a la tejedoras, cuestión no menor ya que este trabajo es de mucho esfuerzo y paciencia. Según la investigación de las autoras, las mujeres hilaban mucho más que en la actualidad, llegando a haber más hiladoras que tejedoras. "(…) Cuentan que durante el año había concursos de hilanderas, muy populares en su época. Si bien hay lugares del sur donde aún se siguen practicando, no consiguen el mismo nivel de participación y entusiasmo de antes. El concurso se realiza entre varias hilanderas, ganando la que antes termina de hilar un ovillo (…)". (Naranjo y Mekis, 2011, p.31). La textilería en la Patagonia como indican las autoras, tiene sus propios tiempos, existiendo momentos del año idóneos para cada actividad que requiere el sistema en general. La organización es la siguiente: "(…) Entre Noviembre y Enero se realiza la esquila de las ovejas a manos de los hombres de la familia, quienes cortan el pelo que posteriormente se convertirá en lana. El lavado de la lana se deja para el verano, aunque si el tejido apremia se puede lavar en cualquier época del año. El hilado se hace durante todo el año pero el invierno resulta ideal; hay más tiempo para dedicarse a la lana ya que la nieve hace imposible el trabajo en el campo. Por último, está el tejido que, al igual que el hilado, aumenta su actividad en el invierno cuando el frío invita a quedarse en casa y la escasa luz natural extiende el tiempo libre (…)"(Naranjo y Mekis, 2011, p.35). En un documento elaborado por SERCOTEC (1988), se menciona la textilería como el rubro artesanal predominante en la región a partir de la elaboración de medias, frazadas, mantas, suéteres y gorros. “(…) De este modo, la textilería se desarrolló de manera extendida en los diferentes asentamientos rurales y semiurbanos de la región y actualmente se constituye en la principal manifestación artesanal de Aysén, si se considera la gran cantidad de cultoras y la importante variedad de objetos confeccionados (…)” (Osorio, 2006, pp. 44-45). Se considerará como artesanos, aquel o aquella capaz de transformar la materia prima, elementos naturales de la tierra, utilizando principalmente sus manos, las cuales apoya con herramientas e incluso medios mecánicos. Generando productos, utilitarios, artísticos, culturales, funcionales, tradicionales, simbólicos que se consideren socialmente significativos. Práctica: Norma, identifica que su especialidad es el tejido en lana cruda y crochet: "Mira si yo lo hilo, primero tienes que comprar el vellón de lana o traerlo del campo, porque nosotros por ejemplo tenemos ovejas, se trae el vellón de lana y se lava, se hila, se vuelve a lavar (se vuelve a lavar después de hilado), claro porque si no lo tratas los tejidos después se achican, entonces volver a lavar es ir tratando la lana, entonces tiene que tener un proceso (…) después la confección de las prendas que puede ser chombas suéteres, faldas, todo ese tipo de cosas, de hombre y mujer por supuesto". (N. U.). Los modelos que utiliza los saca de libros o a cálculo. El tejido a crochet, "también se hace de la misma forma, usted va confeccionando cadenitas, cadenitas, cadenitas, ochenta, cien cadenitas, las mide y ahí no más, sigue tejiendo". (N. U.) En el caso del diseño o confección de vestuario, "todo lo que me pedían, desde traje de novia, traje dos piezas, todo, todo (…) vestidos de gala, vestidos de folclor". (N. U.).

FUENTES: ? Galindo L. (2004). Aisén y su Folclor, Fondo Regional de las Artes y la Cultura, Coyhaique Patagonia Chilena. ? Osorio, M. (2006). He de Hablar con Ciertos Muertos. Revista de Antropología Visual Nº 8, Santiago, diciembre de 2006. ? Naranjo, J. y Mekis C. (2011). Telar Patagón, una guía para principiantes. FONDART, CNCA. Coayhaique Patagonia Chilena.

  • Identificador SIGPA: CI1492
  • Fecha de registro: 21-08-2013
  • Tipo: Cultor individual
  • Género: Femenino
  • Comuna: Río Ibáñez
  • Region: Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo
Ubicacion