Marta Coñuenao es del sector de Ancapulli en Cholchol, región de La Araucanía. En el marco de la investigación realizada entre 2018 y 2019, se extraen citas biográficas sobre su historia como tejedora. 

“Tenía como 15 años más o menos, cuando hice una frazada. No tenía trarikan, pero aprendí a tejer con esa. Cuando ya tuve a mi hija mayor y empecé a vivir en el campo, ahí ya empecé a trabajar en trarikan. De tejido sabía, pero hacer el diseño no me salía mucho, y ahí me vino a enseñar mi mamá para hacer el diseño. Sí, ahí tenía que estar al lado de mi mamá, cuidándome cómo trabajaba. Con paciencia y amor, me enseñó mi mamá.

Aprendí como se hacía antiguamente, usé piedra mallo, con piedra mallo dura, se molía, se tostaba primero, después se molía y con esa se hacía la masa, luego se juntaba con agua tibia, helada también. Era difícil, ahí íbamos echando y amarrando con la ñocha. Luego el otro show era para buscar la ñocha, teníamos que ir a buscar en los montes y cocerlo; después, secarlo y humedecerlo para amarrar, sacarle las espinas del borde, todo eso lo hacíamos. Ahora ya no se trabaja así.

A mi cuñada le enseñé, sabía tejer, pero no bien. Mi hija igual aprendió a tejer. Uno igual le incluye eso un poco a los niños, hay niños que no le toman importancia. Pero igual a uno le gustaría que aprendan y sepan y que conozcan por último, que tengan conocimiento de eso.

Es importante, por aprender los trabajos de mi mamá y, segundo, porque yo vivo con eso y la única forma de generar lucas con el trabajo”.

Marta forma parte de la agrupación Epu Lof Mapu, conformada por tejedoras del sector, dedicada mayormente a la práctica de trarikan. Además de ser tejedora a tiempo completo, está asociada para buscar oportunidades de comercialización y otras.