Don Manuel Segundo Ladino Curiqueo es hablante nativo, difusor y experto en idioma, cultura y cosmovisión Mapuche. Desde su infancia en la comunidad de NgüRümapu, actual comuna de Padre Las Casas, recibe desde sus padres y de sabios ancianos Mapuche de diferentes sectores de Mañkewe, conocimientos de primera fuente, sobre la cultura e idioma Mapuche; desarrollando sus actividades y comunicándose exclusivamente con el idioma originario, como también practicando las diversas ceremonias Mapuche en su comunidad.

En su juventud, deseó analizar y profundizar aún más sus conocimientos, creando en su localidad un "Club" de jóvenes Mapuche, donde practicó y difundió el idioma, como también estudió y analizó la cultura ancestral, junto a otros jóvenes Mapuche que compartían su inquietud; prosiguiendo y profundizando las labores de estudio y difusión cultural en su adultez, en la ciudad de Santiago.

Posee un conocimiento acabado del significado y modos de realización de los diferentes ceremoniales Mapuche, tales como: Nguillatun, Ngellipun, Kamarikun, Machitun, Küyümtun, Mafün, Ngeykurewen, Konchotun, Eluwün, Lakutun, Katalüwün, entre otros, los cuales presenció en diferentes comunidades del sector Maquehue. Posteriormente investigó y rescató los que por diferentes motivos fueron olvidados o practicados en menor frecuencia.

Manuel Ladino Curiqueo representa a una generación mapuche migrante, que a mediados del siglo XX se traslada a distintas ciudades del país en busca de nuevos horizontes, donde son integrados al trabajo y la sociedad, pero sin su cultura y su lengua, elementos fundamentales para la reproducción cultural. Manuel no estuvo dispuesto a dejar que se perdiera en el olvido y se abocó con todas sus fuerzas a la tarea de transmitir a sus hermanos en el complejo espacio citadino, todo el conocimiento acumulado en una vida dedicada a su pueblo, lo que representa uno de los desafíos más importantes para su proyección.

A partir de este rol, Manuel ha sido reconocido por la sociedad chilena como un cultor mapuche, y por su propio pueblo como un kimche, un sabio, un conocedor profundo de la lengua y la cultura mapuche, poseedor de un conocimiento ancestral y de un título que no muchos tienen la fortuna de detentar. Hoy por hoy contribuye al desarrollo y revitalización de su cultura a través de diversas publicaciones, de su activo trabajo con jóvenes en un centro cultural en el centro de Santiago, y de la formación de educadores tradicionales mapuche en el marco del Programa de Educación Intercultural Bilingüe del Ministerio de Educación.

“De esta manera estoy aportando a mi pueblo y a mi país como también a mi comuna. Nosotros como mapuche no queremos ser carga, tampoco mendigar. Queremos recibir algo de lo nuestro, la cultura que nos quitaron y negaron, porque la sangre mapuche circula por cada ciudadano chileno”. (Manuel Ladino Curiqueo)

Reconocimiento Tesoros Humanos Vivos 2013

Obtiene el Reconocimiento Tesoro Humano Vivo 2013 por ser un destacado cultor y transmisor de la lengua y la visión del mundo mapuche en el espacio urbano. Su trabajo permite enriquecer la diversidad cultural del país.