Luis Almonacid Maldonado nació el año 1985 en la comuna de Calbuco, Región de Los Lagos. A temprana edad, teniendo once años, se incorporó al trabajo con la madera, ayudando a su padre que junto con su abuelo se desempeñaban en un pequeño aserradero cercano a su vivienda: “Mi papá tenía un banco de aserradero portátil con un colega y aserraba con mi abuelo las tablas, porque compraban los trozos de Mañío en bruto, cinco a siete metros de largo, y ya cuando mi abuelo empezó a quedar de más edad ya no podía hacerlo, así que tenía 11 años y empecé con el tema, y mi viejo me lleva el palo la cierra y yo recibí el palo completo, palo de siete metros con vuelta los palos a los hombros y ahí empecé a trabajar.” De tal forma, tras llegar de la escuela debía ir a ayudar a su padre, primero en tareas pequeñas como afilar y clavar tablas para luego aprender utilizar herramientas como la motosierra. 

Luis estuvo de temprana edad inserto en el rubro del trabajo con la madera, lo que le permitió ir aprendiendo del procedimiento para construir embarcaciones, junto a su padre y abuelo. Durante aquellos primeros años en el oficio, la madera que utilizaban era comprada a personas que la extraían desde la cordillera y luego la transportaban en lanchas hasta el pueblo: “venían lanchas de madera y después con mi abuelo, y mi papá los subían con un carretón con bueyes para acá a la casa, venían lanchas de madera”. De tal forma, la obtención del recurso base para la construcción de embarcaciones era más accesible, debido a que la madera nativa abundaba en la zona, por lo cual también su valor era menor en relación al que posee en la actualidad. Así también, cuando Luis y su padre encargaban madera, la unidad de medida utilizada no era la pulgada, si no que la “vara”, que corresponde alrededor de treinta y tres pulgadas, de forma tal que se solicitaban madera según el cálculo de número de varas de madera que necesitarían para realizar una embarcación. De forma posterior, cuando fue más complejo acceder de dicha forma a la madera, Luis y su padre empezaron a comprarla en aserraderos mayores, donde adquirían palos en bruto, grandes, que luego aserraban y trabajaban. 

El oficio de la carpintería de ribera es un rubro inestable, debido a que la demanda de embarcaciones no es constante y depende de diversos factores asociados al trabajo de la pesca. En tal sentido, Luis estuvo alrededor de siete años retirado de la construcción de embarcaciones, ya que durante el periodo en que el virus ISA afectó a la industria salmonera en la zona, la demanda y necesidad de lanchas y botes disminuyó drásticamente, razón por la cual decidió incorporarse a una empresa que fabricaba harina y aceite de pescado, en la cual estuvo trabajando por el periodo mencionado. 

Posteriormente, Luis retornó a trabajar en la carpintería de ribera al observar que su padre tenía numerosos encargos de embarcaciones mayores, por lo cual no podía, por su avanzada edad, realizarlas solo. De forma tal se unió a él para ayudarlo y construir juntos. A lo largo de su trayectoria como carpintero de ribera, Luis considera que la parte del armado es la más compleja del proceso de elaboración de una embarcación, puesto que exige de exactitud en el trabajo con las medidas, que determinarán el buen funcionamiento en el mar de una lancha o bote. Es por dicha razón, que la estructura y plantilla de una embarcación va variando según la zona de construcción, es decir, el diseño que utiliza Luis en Calbuco no es igual al que se utiliza en Chiloé y menos el se usa en el norte. Junto con lo anterior, dentro del proceso constructivo, Luis privilegia la técnica de cuaderna al natural para realizar las distintas embarcaciones en las que se encuentra trabajando, principalmente destinadas para la industria salmonera, como también para la pesca de Centolla y Reineta, además de reparación y mantención de lanchas y botes. 

En relación al desarrollo actual del oficio existen diversas dificultades que Luis debe enfrentar, una de ellas asociada a la disponibilidad de un espacio particular para la construcción de embarcaciones en la zona costara. A lo anterior se suma la inestabilidad de la demanda de embarcaciones, que como se mencionó anteriormente determina que haya periodos donde hay hartos encargos y otros donde debe dedicarse sólo a la reparación de embarcaciones. Así también, cada vez son menos los maestros carpinteros de ribera que quedan en la zona, puesto que la juventud no se interesa en desarrollar un oficio que es duro y exige mucho esfuerzo físico. Sin embargo, a pesar de dichas problemáticas Luis considera que la carpintería de ribera se continuará desarrollando, ya que mientras continúe la pesca artesanal, el trabajo de buceo y recolección de mariscos, habrá necesidad de embarcaciones de madera.

Luis Almonacid se encuentra en ejercicio activo de la carpintería de ribera. Realizando construcción y reparación de embarcaciones, tanto para la industria salmonera como para la pesca de otras especies en la zona.