Como "una imagen plástica capaz de actuar y representar”, el títere es la expresión del imaginario fantástico del ser humano, por lo que se manifiesta en diversas culturas y estadios culturales de los pueblos antiguos. Existen muñecos articulados rescatados en tumbas y sepulcros en museos de todo el mundo, lo que refleja la antigüedad milenaria de este arte.

El arte del títere explora en el terreno de la imaginación, en un contexto animista, dando vida a lo que no lo tiene. El títere no replica la realidad, la imita. El y la titiritera es quien ayuda a manifestar al ser animado; además, “la actuación del títere es, por tanto, muy diferente a la actuación del actor. El títere es el personaje, el actor está, no siempre, en el personaje”.

En Chile el oficio del Teatro Tradicional de Títeres se yergue desde la cultura popular urbana, siendo su expresión patrimonial el arte del títere y la marioneta. Se trata de un arte sin crético que ha perdurado en su vertiente tradicional por más de cinco siglos en América Latina. Esta práctica se caracteriza por la recreación de historias y relatos que muestran mundos reales o de fantasía, que a menudo contienen episodios de la historia de un país, moralejas éticas o enseñanzas de vida; cuenta verdades de una forma satírica o entretenida para el público; mantiene vivas historias locales y saberes que forman parte fundamental de nuestras identidades y memorias; y rescata el patrimonio o cultural y natural del país.

La juglaría es un rasgo del teatro tradicional de títeres, esto es la movilidad constante del titiritero entre países, regiones, o localidades, y la conexión de sus cultores con la comunidad, lo que también los convierte en portadores/as de la cultura viva comunitaria. La improvisación es también parte del lenguaje del títere tradicional, que está siempre listo para reaccionar ante cualquier imprevisto o desafío del público. En especiales ocasiones, incorpora en sus textos el verso, la décima, aunque es mucho más frecuente el uso de simples juegos con rimas de palabras para una mejor llegada con el público infantil. Si bien es cierto la infancia es uno de los principales públicos, es preciso señalar que el teatro de títeres abarca un público etario diverso y transversal.

Como los públicos son amplios y las técnicas son diversas la dramaturgia está escrita para propuestas dramáticas y propuestas no convencionales, tanto confines educativos, de entretención, como expresión poética o manifestación cultural. Por ello, se incorpora la sátira la irreverencia que narra contextos históricos, problemas sociales y políticos, etc.; pero también se utilizan lenguaje y argumentos simples y directos a la espera de formar públicos, crear conciencia crítica, o rescatar, difundir y poner en valor el patrimonio natural o cultural del país.

En cuanto a la confección de estos muñecos, antaño se trabajaba, principalmente, con títeres hechos con la técnica de papel maché y marionetas de madera. Sin embargo, hoy en día se han incorporado nuevas materialidades, con las cuales se construye el títere de goma espuma, el títere tejido de lana o de vellón, y el títere hecho con materiales reciclados, o una fusión de estas materialidades, entre otros.

Además, durante este proceso de creación en el entorno familiar y social se van compartiendo y traspasando emociones y en experiencia artística, se van creando lazos con la comunidad, empatizando y enriqueciéndose en forma conjunta con la pertenencia, la historia, símbolos y realidades.

Las técnicas del teatro de títeres utilizadas en Chile son, principalmente, el guiñol o guante tradicional, el títere de boca o bocón (“muppet”), la marioneta o títere de hilos, el títere de sombra, el títere de varilla, la marioneta sin hilos o títere de manipulación directa, los gigantes o cabezones (también llamados mojigangas), marotes y lambe lambe (cajas mágicas).

Es muy interesante hacer notar que el titiritero o la titiritera realiza, consciente o inconscientemente, un trabajo integral al dedicarse a este oficio, ya que aprende y se entrena día a día en distintas labores para realizar sus montajes o puestas en escena titeriles, entre ellas, trabaja, incursiona y/o perfecciona las áreas de: dramaturgia; diseño, construcción de títeres, teatrinos y objetos escenográficos; animación y manipulación de títeres y objetos; actuación, entrenamiento vocal y corporal; dirección artística y de escena; producción comercial y producción en terreno; técnico de sonido e iluminación; gestión cultural y redacción de proyectos; y, otros tantas etapas requeridas para el quehacer artístico, convirtiendo a su cultora o cultor, en un creador integral de las artes escénicas.

Otro importante concepto de la tradición titiritera es la forma de compensación económica o retribución que pide el titiritero o titiritera en las comunidades o a quién lo contrate, lo cual depende de cada cultora o cultor; ya que, responde a su propio criterio, su identidad cultural, las realidades locales, y/o de quién solicita la función. Además, el lugar para desarrollar el trabajo varía de acuerdo con cada cultora o cultor, y pueden ser espacios propios, teatros, espacios culturales, establecimientos educativos, organizaciones comunitarias, el espacio público, etc.

En este aspecto, existe la contratación por servicios de acuerdo con aranceles de las y los trabajadores de las artes escénicas y espectáculos; pero también es habitual la retribución denominada “la gorra”, que corresponde a un aporte económico voluntario directo del público tras presenciar la puesta en escena. Agregar, que también existen los aportes e intercambios simbólicos, tanto en dinero o trueque por especies, como pago por los servicios o el valor de la entrada, ya sea, en teatros, espacios culturales, educativos y comunitarios, o en el espacio público, etc.

La formación del titiritero en Chile es por vía autodidacta o por el conocimiento recibido directamente de cultores mayores que van legando su experiencia a aprendices del oficio. Existe la “transmisión familiar” del oficio, lo cual genera “familias titiriteras”. Y, también, existen los colectivos de titiriteros o titiriteras, denominadas compañías.

En Chile, el arte de los títeres ha circulado al margen de las artes valoradas institucionalmente en la escena artística, como el teatro convencional, la danza o el circo y, fueron considerados como un arte menor o una subdisciplina del teatro; sin embargo, en la actualidad esta situación se ha revertido favorablemente, ya que el teatro de títeres está integrado de forma independiente en la Ley de Artes Escénicas y forma parte de las políticas patrimoniales del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Patrimonios de Chile. El camino de titiriteras y titiriteros es reflejo de un esfuerzo constante de reinvención, generación de espacios autónomos y de circulación autogestionada por distintos lugares para poner en escena su arte, mantenerlo vivo y vigente a través del tiempo y a través de los corazones de su público.

  • Identificador SIGPA: E3137
  • Folio: 2018_004
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