Sociedad de Morenos de Paso Manuela de Marconi
Arica, Arica y Parinacota

La Sociedad Religiosa de Morenos Manuela de Marconi, Hijos de Fátima, fue fundada el 30 de septiembre de 1936, está afiliada a la Asociación de Bailes Religiosos Virgen de Las Peñas Fiesta de Octubre, participando de la Fiesta en Honor a la Virgen del Rosario de Las Peñas el primer domingo del mes de octubre.

Su historia se remonta a la localidad de Pisagua en la región de Tarapacá, en una época en la que se comienza a vivir el éxodo que la dejaría solamente en la historia, con su bahía repleta de veleros, las pianolas tocando sin descansar, las lavanderías de los chinos atiborradas de finos ropajes y su hermoso teatro presa de los artistas fantasmas de una época increíble. En este contexto, Don Vicente Marconi Albarracín embarca a la familia en su falucho, poniendo proa al norte: Arica. Más allá de Pisagua Viejo quedaban los sueños hermosos que comenzarían a olvidar y un futuro nuevo e incierto le saldría al paso. En la popa, su esposa doña Manuela Muñoz, iba rezando en silencio por los muertos que dejaba en Pisagua, por los días maravillosos que vivieron. Arica, sería ahora, su nuevo mundo.

Definitivamente afincados en Arica, don Vicente Marconi se establece con su viejo oficio de fletero. Surcando la bahía desde el muelle del agua hasta la boyas de amarre, transcurre su vida entre pitazos de barcos y finas garúas mañaneras. Doña Manuela, en tanto, por los años 1925 toma la determinación de peregrinar al Santuario de la Virgen de las Peñas. ¿Cómo nació la devoción? Imposible saberlo y lo cierto es que asume la promesa de peregrinar por tres años, cosa que cumple fielmente. Cumplida la promesa, insiste en 1930, pero al término de éste año fallece.

El 30 de septiembre de 1936 un grupo de cófrades y cooperadores decide fundar oficialmente la "Sociedad Religiosa Manuela de Marconi, Hijos de Fátima". Por los años de su fundación, los primeros ensayos se realizaban en calle Colón, en un sitio eriazo que pertenecía a la familia Fernández. Los primeros Guías fueron Hugo y Mario Marconi; segundo Guía, Cosme Leiva; y su caporal, Justo del Carmen Hurtado Cossio. Tras pasar, como toda institución, por altos y bajos, en el año 1940 se reorganiza, con la presencia de los socios y también bailarines, Oscar Pérez, Juan Peña, Raúl Urrutia, los mellizos Zavala, Hernán Bertino, Pastor Flores, Luis Zurita y actuando como caporal Humberto Boccardo. Cabe destacar que los cantos fueron creados por don Nicanor Miranda, miembro destacado de toda una familia musical, quién se preocupó durante años de los arreglos musicales de la Sociedad Religiosa, muchos de ellos aún vigentes.

En 1956 un grupo humano interesantísimo desde el punto de vistas social emerge con fuerza y decisión, "los chimberos", quienes pretendían con justa razón permanecer en las Chimbas, pese a muchas dificultades, finalmente los chimberos son erradicados y reubicados en la naciente avenida Lastarria. Con esfuerzo, mucha determinación y bajo el sistema de autoconstrucción, edificaron sus hogares, escribiendo la historia de los que nunca figuran en la historia de las ciudades. Un día de 1956 llega a la población "los chimberos", Domingo Avendaño y Hernán Montecinos, llevando consigo un libro, unas imágenes religiosas y un estandarte: todo el capital físico y espiritual del baile, el cual fue recibido por éstos pobladores en la gentileza de doña Ángela Ocampo. La "Sociedad Religiosa Manuela de Marconi" peregrinó para quedarse en el barrio de los "chimberos", siendo su primera presidenta doña Marina Saldivia quien guía los sueños de la desaparecida doña Manuela Muñoz. Así comienza a escribirse la historia de esta Sociedad Religiosa, en ésta población. Así nace la fe, la devoción y el legado de la tradición de tantos hombres y mujeres que en la grandeza de su humildad y el amor a María se mantienen vivos en cada paso y en cada tocar de matraca de estos morenos.

Esta Sociedad es un baile que permanece intacto desde sus orígenes, desde hace más de 80 años, los pasos significan el andar de los negros encadenados que llegaron a esas tierras hace más de 500 años. Las matracas son el ruido de las cadenas, los cantos son lamentos de los esclavos ya que son de ritmo lento, los saludos que se realizan siguen siendo como hace 80 años atrás.

Los ensayos en la calle también son parte de algo fundamental para la convivencia en población, llama a los vecinos a salir al a calle y convivir participar disfrutando del ambiente que se genera. Esta agrupación siempre ha sido muy numerosa, con muchos jóvenes en sus filas, siendo un baile muy familiar.

Desde hace un tiempo, también los acompañan algunos hermanos peruanos que bailan en sus filas. Los caporales son elegidos por los bailarines, por lo cual no hay mucha rotación de estos cargos. Por lo cual son personas que tiene mucho trayectoria y muy importantes para el baile.

Reconocimiento Tesoros Humanos Vivos 2017


Cultores de una manifestación devocional afrodescendiente que se desarrolla en el poblado de Livilcar con ocasión de la festividad de la Virgen del Rosario de Las Peñas, manteniéndose vigente por generaciones. Es una práctica que ha sido documentada desde sus orígenes, y que permite visualizar el trabajo colectivo que hay detrás de su preservación, desde una ética colaborativa. Es particularmente destacable el hecho de que se mantengan sus trajes, bailes y música sin modificaciones a través del tiempo, a pesar de la fuerte influencia que han tenido bailes de otros territorios en esta zona. Destaca la voluntad de seguir transmitiendo sus tradiciones y su fe.

Posee características únicas que las relevan a este territorio y se constata una fuerte presencia del imaginario identitario. Esta práctica tiene una amplia proyección, dada la alta participación de jóvenes y niños, dando cuenta de una voluntad de mantener la tradición cultural. Se valora especialmente que se ha mantenido una tradición en torno a la articulación de una memoria familiar e histórica.

Ubicacion
Fotografías
Videos