Los fiscales de las capillas de la parroquia de Calbuco son una institución implantada en el archipiélago de Chiloé a comienzos del siglo XVII por la Compañía de Jesús, que logró tanto arraigo y tuvo tanta eficacia que se mantiene hasta la actualidad. Ha pasado por diferentes ciclos y generaciones, reflejando la manera como las personas de cada momento histórico confrontaron y resolvieron los desafíos a lo que se vieron enfrentados de manera inacabable. En este sentido, la historia de los fiscales y las comunidades religiosas nos lleva a comprender el pasado de los primeros habitantes de los archipiélagos, de los agricultores de la comarca, de la conquista de la región, el aislamiento, la dispersión y la unión residencial, el fin del período colonial, la era republicana y los cambios del siglo XX.
Los fiscales son hombres adultos escogidos por el párroco para que en su ausencia reúna a la comunidad para orar, administre el bautismo, asista a los moribundos, cuide del cementerio y en la colaboración con el patrono, mantenga convenientemente el templo. Esta responsabilidad la cumplen hasta su vejez o fallecimiento; para la cual son adoctrinados por sus pares o antecesores, junto a la formación que le entrega la iglesia; por tanto, son integrantes de la comunidad, personas humildes que se destacan por su liderazgo, sabiduría y vida ejemplar.
Aunque la Cofradía de Fiscales San Juan Bautista de la Parroquia de Calbuco nació en el año 1982 la historia es más larga. Desde hace cuatro siglos las comunidades indígenas de la costa de la provincia de Llanquihue y el archipiélago de Chiloé, disponen de una organización religiosa local que ha jugado un rol central en la evangelización, el desarrollo histórico, cultural y social de los poblados. A partir de la construcción de las primeras capillas los fiscales quedaron a cargo del sustento espiritual de cada comunidad.
Esta cofradía es un importante grupo conformado por más de una treintena de fiscales, que mantienen viva ésta tradición popular dedicada a mantener activa la fe católica sustentada en al archipiélago calbucano. En esta tradición las mujeres juegan un rol fundamental, son generalmente las patronas, encargadas de cuidar y vestir santos, así como ayudar a los fiscales en sus tareas, y en los últimos años también se han desempeñado como fiscal.
Reconocimiento Tesoros Humanos Vivos 2013
Obtiene el Reconocimiento Tesoro Humano Vivo por ser una institución de inicios del siglo XVII, nacida al alero de las Misiones Jesuitas en la zona. Sustentada en la comunidad, se han ido configurando diversas expresiones del patrimonio cultural inmaterial como la música, para teatro, fiesta y gastronomía. A través de su labor, los fiscales calbucanos dan vida y representan parte significativa de la religiosidad e identidad del archipiélago calbucano.